sábado, 3 de diciembre de 2011

Capítulo 8: Aniversario

Esta actualización debería haber tenido lugar el 14 de noviembre, fecha exacta de mi aniversario, pero por problemas de horarios y, sobre todo, de conexión, no he podido subirla antes. Porque, obviamente, no la iba a subir sin unas pocas fotos, y si Blogger no me dejaba subirlas, mal vamos...

"Mami y yo", foto sacada por
persona aleatoria #325.
Un año. Se dice pronto, se tarda menos de un segundo de decir esas dos palabras juntas. Treinta y un millones, quinientos treinta y seis mil segundos (bueno, segundo arriba, segundo abajo) han pasado desde que aquel 14 de noviembre de 2010 subiera a ese avión a punto de iniciar un viaje que había pillado por sorpresa a todo el mundo, y en el que aún sigo. Un viaje de preparación, de crecimiento, de aventura. Uno de esos viajes que marcan a más personas de las que se puedan contar y que siempre se recordará.

Sé bien que he descuidado el blog. Lo tengo extremadamente presente, no os penséis. Pero, a partir de ahora, trataré de escribir una vez al mes, aunque no tenga nada que decir. Y sé que tratar de condensar seis meses de golpe va a ser complicado, pero lo haré lo mejor que pueda.

Recorrido realizado el 18 de mayo.
La última vez que hice este proceso, acababa de pasar un par de meses desde mi cumpleaños (eones ha), y me preparaba para la visita de mi madre. Como cabía esperar, tuve que ir a buscarla al aeropuerto (sin opción de negativa por mi parte) y cuando llegó, pasamos una fantástica semana. Se dice que el amor de una madre no se puede medir, y tengo que decir que así lo comprobé, pues no puedo contar la cantidad de caprichos adquiridos y mejoras incluidas con su visita (como la docena de tupperware que tengo en mi despensa de la cocina). A todo esto se le correspondió con un fantástico (por no echarme más flores) guía turístico que la llevo a donde quiso y más, aún con su salud peligrando, porque una cosa habéis de saber de Ana: "caminar" es su segundo nombre. Ya desde el primer día, la pateada alrededor del Támesis fue increíble. Tan increíble que, al llegar a casa (yo fatigado), le hice un pequeño mapa con el recorrido que hicimos. Hasta ella entendió por qué me quejaba cada poco de que me dolían los pies. Turismo, comida decente y mucho cariño, para luego seguir con mi aventura.

Las colas para entrar al MCM
A finales de mayo llegó el MCM Expo, lo que se podría denominar "Salón del manga", "Comic-con" o similares, como ya comenté en la anterior actualización. No os lo podéis imaginar, tenéis que verlo con vuestros propios ojos. El Saló del Manga de Barcelona se queda corto ante esto... La cantidad de cosplayers, de stands, la Cosplay Masquerade (desfile de cosplays, al puro estilo concurso de ídem). Pero si algo cabe destacar, es el ambiente. La gente no es "simpática" a secas, es mil veces más que eso. Gente sin prejuicios, centrados en pasarlo bien, con el amor compartido por la escena "friki" (videojuegos, animes/manga, comics, películas). Por supuesto, hay de todo, pero yo no recuerdo a nadie con quien me pusiera a hablar y no me tratase como si fuera un amigo de toda la vida. ((Si eso, ya haré una actualización con algunas fotos de los mejores cosplays que vi))

Y así se veía la pantalla del BFI IMAX
antes de empezar...
Poco después del MCM, un suceso terrible tuvo lugar. Al menos, fue terrible para mí y lo seguiré diciendo tantas veces como sea necesario: Penny encontró un trabajo cerca de Mánchester y se tuvo que mudar. Y estamos hablando de mediados de junio. Con mi asombrosa capacidad de aceptar las cosas como vienen, seguí adelante, por supuesto, pero no miento si digo que fue bastante duro para mí ver como la única persona con la que me relacionaba (quitando a mis compañeros de piso, tema aparte), quedaba, salía y esas cosas, se alejaba. Con eso vino un tiempo de encerrona en casa, perdiéndome el Orgullo LGTB entre otras cosas (aunque también fue por problemas con el transporte que no supe solventar hasta que fue, en mi opinión, tarde). Como parte buena, a principios de junio, acudí a una maratón de Harry Potter: proyectaron las cuatro primeras películas un sábado de madrugada y, a la madrugada siguiente, las tres restantes (pues la segunda parte de la siete aún no se había estrenado y no estaban por la labor de ponerla solo para nosotros, por desgracia).


Alguien le roba el protagonismo a alguien.
No sé si el pato a Cris, o viceversa
De todas formas, en julio volvió a lucir el sol (literal y metafóricamente) pues una oleada de gente llegó para alegrarme el verano. Bueno, ellos tenían sus motivos para venir a Londres (clases, turismo...), pero aún así, los daños colaterales fueron esos. Empezó con Adri y con Cueto, que llegaron cada uno por su cuenta, y luego con Cris, Cormac, Vity y Jara. Desde mediados de julio hasta mediados de agosto, quedando prácticamente todos los días con alguien para ir a tomar algo, dar una vuelta, o lo que coincidiese... Turismo, tardes de paseo por el río o por algún parque, noches de fiesta, la última entrega de la saga de Harry Potter en 3D (y en Londres, es decir, VO). Momentos increíbles que me alegraron como no había pasado en un tiempo. Y, para más inri, a finales de agosto, un nuevo compañero de piso (con el que ahora me llevo de maravilla) llegaba a esta casa: Jason, un chico cyberpunk (mirar la foto para asociar el término con la estética).


Arriba: Humon y yo.
Abajo: Aaron Ashmore y yo.
Septiembre pasó sin demasiada pena ni gloria, y octubre volvió a mejorar. Patri y Sara se pasaron con sus respectivos padres unos días por aquí, e hicimos turismo ligero, aunque nos recorrimos Camden entero, al igual que el centro (y visitamos St. Paul, y subimos las escaleras hasta lo alto de la cúpula, con sus 528 escalones en total y sus 365 metros), y a finales de mes se celebró el MCM (síp, otra vez) de octubre, que aunque fui por mi cuenta (sin quedarme en hotel cercano), lo disfruté como un enano, entre que volví a ver a Penny (desde junio), a su hermano y a Hoi-Yee, conocí a la dibujante de Escandinavia y el Mundo, conseguí los autógrafos de Aaron Ashmore y Salli Richardson (Almacén 13 y Eureka, respectívamente), conocí a gente interesante disfruté de grandes cosplays y lo pasé de maravilla.


Christian, Hugo, Treno, Lna
y yo. Foto sacada por Marghie.
A principios de noviembre recibí la última visita: Lna (por segunda vez), Treno, Marghie, Christian y Hugo se acercaron hasta Londres para pasar un fin de semana conmigo. Y fuimos a Camden, dimos una vuelta por el centro, dormimos en un albergue extraño (más que nada, porque descubrimos a lo largo de esas dos noches allí que se tomaban el rollo religioso muy en serio, con carteles que ponían "Jesús te ama" y "Nada es imposible sin Dios", y el restaurante llamado "Elohim") y retomamos el tiempo perdido tras tantos meses. Y ahora, de vuelta a la vida solitaria, aunque cuento con las redes sociales y todos esos inventos que me mantienen cerca de la gente.

Jason con su último look
Y aquí sigo, formándome una vida, con pocos planes inmediatos, pero con algunas miras hacia el futuro. Sigo en proceso de adelgazamiento y trato de crear una costumbres que me preparen (sí, porque este año ha sido solo de calentamiento (sarcasmo, para los que no estén habituados a hablar conmigo)) para la vida adulta.

Sigo esperando el día en el que pueda permitirme coger un avión y visitar, aunque sea un par de días, esa ciudad que tanto echo de menos, con su gente, sus calles y todos sus recuerdos. Pero sé de sobra que ese día llegará; solamente hay que esperar.

Gracias por leer. Gracias por estar siempre a mi lado, incluso a mil kilómetros de distancia (los que me leáis desde esa distancia; los que es a otra, pues a otra). Gracias por mantenerme fuerte en este viaje, siento que no he perdido a nadie y que puedo seguir adelante.


Gracias.

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